Una noche...

Una noche te encuentras en tu regazo la cabeza de aquel con quien sueñas, y tus manos dibujan trazos inexactos en su pelo y él juguetea con el bajo del vestido que tienes puesto. Habláis de cosas sin importancia, el tiempo, el invierno, de lo que pasa tras los cristales de las ventanas, pero no se habla de sentimientos. Porque eso es terreno peligroso. Y siempre has preferido andar por territorio seguro, mejor ir de puntillas que caer. Él bosteza, y tú crees no haber visto algo más hermoso en toda tu vida. Notas como tiembla ligeramente cuando tus dedos rozan su cuello en una suave caricia. Y él sabe que te estremeces cuando te dice lo guapa que estás esta noche. Crees que no hay sonido más bonito del mundo que su silencio. Y lo miras, y sigues mirándolo. Hasta que se percata y te pregunta que qué haces, y sonríes. Y te besa. Y no habláis de sentimientos, porque no hace falta. La saliva siempre vale más que las palabras.