Personitas leyendo mí cabeza

viernes, 27 de junio de 2014

No puedo seguir esperando.

Lo lejos que estás, lo cerca que te quiero. Si hablamos de distancia siempre pienso en lo equivocado de tu cuerpo, a tantos kilómetros de mis besos. Si hablamos de amor ahí no te encuentro, entre tú y yo no hay sentimientos. Y fue bonito a veces, pertenecerte a ratos, y amarte siempre. ¿Quién mintió más? ¿Quién cerro los ojos más fuerte? Supongo que el destino será el que diga quién echa de menos y quién olvida las promesas y las eternidades que no fueron. No me culpes por este silencio, ayer mismo te decía lo mucho que me gustaría arrancarte la ropa antes de meternos a la ducha, tirar las dudas por el desagüe, quedarnos sólo con la certeza, eliminar los quizáses. Y aunque las ganas de no soltarte nunca siguen estando, la que se va soy yo. Porque a la hora de la verdad el vacío de mi mano buscando la tuya es la cosa más triste, lo que vuelve al mundo una escala de grises. Que eres como el sonido de un acordeón que llora baladas de desamor que nadie oye. Que hay que dejar ir a lo que se quiere cuando no se tiene. Y he aprendido a ver cuándo es ese momento. Y el nuestro llegó hace mucho, pero nunca es tarde para hacer lo correcto. Por eso, y porque no puedo seguir esperando que vengas a verme, adiós.

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