Personitas leyendo mí cabeza

sábado, 9 de agosto de 2014

Torpe.

Y quizás suene muy estúpido, pero me aterra quedar frente a ti como una torpe. Es decir, llegará el día, lo sé. Nos empezaremos a besar y acariciar suavemente, nos moveremos ligeramente y el aire se llenará de pasión, lo sé. Pero aún hay cosas que ignoro como hacer. No sabría cómo quitarte la camiseta, o si mis dedos serán tan ágiles como para desabrocharte en caso de que lleves camisa. No sabré como facilitarte el que me saques la blusa, o el vestido. Ni tengo exactamente calculado cuando deberíamos quedarnos sin ropa interior. No lo sé, de verdad, lo ignoro. No sabré que es lo que pienses de mi cuerpo, de mi maltratada piel, de mi falta de curvas, del aroma de esté. Ignoro en que momento hemos de acabar, cuando nos quedaremos dormidos, cuando despertaré y que haré o que sentiré cuando te vea dormido a mi lado, satisfecho o insatisfecho, contento o decepcionado. Quizás después de mí, quieras recurrir a probar otras bocas, observar otros cuerpos, oler a otros perfumes, provocar orgasmos en otras…

Quizás después de que te vayas me sentiré segura o culpable. Quizás me siente a escribirte letras, y describir poéticamente como la noche cubrió nuestros deseos con ganas incesantes de amarnos enteramente, locamente. Quizás decidas abandonarme y entonces seguiré escribiéndote. Hazme tuya, yo te hago mío a diario en versos, aquí te hago cómodamente el amor. Sin miedos a tus posibles prejuicios. Hazme tuya, que morimos, amor. Morimos en deseo, en kilómetros, en estos versos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario