El olor del café hirviendo en la cocina, el frío incrustado entre las paredes de la cabaña y tu cuerpo desnudo, tiritando de frío entre mis brazos. Debajo de los cobertores tus piernas acopladas a las mías y tus manos acariciando mi espalda, tus cabellos enmarañados entre las almohadas y tu sonrisa con un “Buenos días” pintado entre las comisuras de los labios.
Alejandro Esparza
(Carta extraviada al Quetzal)
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