Personitas leyendo mí cabeza

domingo, 2 de noviembre de 2014

Una ruptura.

Ésta es la historia: conoces a un tipo que parece encantador, y te tomas el tiempo para tratar de conocerlo. Lo encuentras absolutamente atractivo y juntos deciden tomarse las cosas con calma.
No hay presión por ponerle nombre a aquello en que están, pero te gusta el punto en el que estáis porque te sientes bien.
Has estado hablando con él durante meses, pero repentinamente las cosas cambian entre los dos y dejas de escuchar noticias de él. Se ha acabado antes que puedas preguntar el porqué.
Más que sentir que habéis terminado en un mutuo entendimiento, sientes que habéis roto. En realidad nunca hubo un título oficial o un reconocimiento de la relación, y eso provoca que te sientas rara acerca de cómo te estás sintiendo.
Así es como me sentí cuando experimenté esas mismas emociones hace algunos años y admito que estaba devastada. No era que el tipo del cual no escuchaba noticias me hiciera sentir mal, sino más que nada porque ocurrió sin aviso y el sorprendente cambio se transformó en mi repentina realidad.
Finalmente me di cuenta que, en primer lugar, él no era un buen tipo, y que era yo quien quedaba emocionalmente herida. No podía quitarme de encima el sentimiento de estar atravesando por una ruptura con un tipo que nunca fue realmente mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario