-Mira a esa niña… -Antares deslizó su mutilada vista hacia ella. Parecía una muñeca de porcelana bajo el resplandor de los astros. Su pecho se hinchaba y contraía paulatinamente conforme el oxígeno iba entrando afanoso por su pequeña nariz-. Todo lo que soy, todo lo que hago, sólo importa si ella sigue respirando.
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