Incluso hoy, al recordarla, imagino una plácida mañana de domingo. Un domingo tranquilo, despejado, recién estrenado. Un domingo sin deberes, libre para satisfacer cualquier capricho. A menudo, ella me hacía sentir como esas mañanas de domingo.
“Al Sur de la Frontera,
al Oeste del Sol”,
Haruki Murakami
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