Personitas leyendo mí cabeza

martes, 27 de octubre de 2015

A lo mejor lees esto, donde quiera que estés, enano.

No sé. A lo mejor lees esto. Y sí, por supuesto que me acuerdo de ti. Hoy te he pensado unas seis o siete veces. Quería contarte cosas. Pero estoy bien, las cosas están yendo bien, por ahora las controlo, por ahora… tengo sentimientos nuevos. Estoy recuperando mi felicidad. Pero me da miedo de repente que toda la “escena” cambie y el “escenario” caiga y desaparezca. Me da miedo que mi felicidad solo sea una “cortina” que tapa lo que va a suceder. Hace tiempo que no saboreo la felicidad sin ese dolor en el pecho, la nostalgia. Estoy dejando ir muchas cosas, descubriendo que por más que las haya amado ya no serán. No las mantengo. Era lo que necesitaba, el siguiente paso. Me gustaría, adoraría volver a aquellos meses y haberlos disfrutado más, haber agotado todas las oportunidades, no estar tan centrada en el inevitable dolor que vendría después. Me costó llegar hasta este punto pero, fue lo que me propuse, y aunque no quería, aquí estoy. Dejando ir… a veces, es bueno. Me dolió, me dolió porque fue mi elección la que me provocó el dolor. No fue casual, pude escoger, y me clave el puñal a mí misma sabiendo que después de aquello no sería la misma persona. No vería el mundo igual. El cielo, los árboles, la gente, la ciudad, yo… todo lo vería distinto. Es imposible volver a atrás. Puede que recuerde las viejas sensaciones en canciones, en perfumes, fotografías, y sí, aún siento el pequeño dolor en el pecho, pero si no me lo provoco no viene solo. Aquellos nervios… no volverán. La ansiedad, la espera, todo fue tan terrible. Me lastimé a mí misma, me herí, cogí la parte más frágil de mí y la rompí… pues así me hago fuerte yo. Ahora ya está, estoy dispuesta a equivocarme más veces ateniéndome a las consecuencias otra vez. No me cansaré nunca, tal vez, algún día duela menos.
Como te decía, quería contarte muchas cosas. Lo bien que me va, lo alegre que estoy. Que me siento diferente, como habiéndome sacado un gran peso de encima abandonando la tristeza. Todavía me cuesta no sentir nostalgia. No querer volver a vivir aquellos tiempos es difícil. Claro que quisiera -añadiendo algunos cambios- pero claro que lo haría. Mas tampoco abandonaría mi presente de ninguna manera. Estoy amándolo. Tallando y tallando la piedra hasta encontrar el diamante y una vez lo encuentre, moldearlo a mi gusto. Espero que tú hagas lo mismo. Ya sabes, siempre que me busques estaré aquí, aunque duela quererte, solo porque querría quererte como antes, y ya no soy capaz. De todas formas, mi amor, aquel que te tuve, será para siempre.

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