Personitas leyendo mí cabeza

lunes, 22 de agosto de 2016

Amargo.

El prefiere las cosas amargas, un café sin azúcar, un helado a base de agua, fresas sin chocolate, incluso el amor lo resume cuando siempre nos desborda el alma.
En cambio yo, prefiero el dulce sabor de otra bola de helado de chocolate o vainilla, con salsas y risotadas de recuerdos, un cappuccino de tres cucharadas gigantes de mezcla que me quiten la amargura del día. Sí, yo me desbordo con ver un arco iris en el cielo y el amor me ha dejado incluso sin razón, con letras, nostalgia y por supuesto: Las manos vacías.
Resulta curioso pensar cómo te clavas en la vida de alguien, así como si nada… Escarbando en el suelo cualquier viruta de su vida, cualquier espacio vacío de su closet donde habitarán tus camisas y el jodido cepillo de dientes que es el inicio del fin, o del comienzo. Te quedas en eso, pequeños detalles que a la larga hacen la historia, colorean el alma. 
Vos y yo somos esa prueba de que no siempre se necesitan meses o incluso años para decir te amo, apenas sabíamos nuestros nombres; pero las miradas se conocían, ya comenzábamos a brotar del fuego… Pero me quemaste y ahora soy pasado, una ceniza amontonada entre promesas que nunca quisimos hacernos, los tantos viajes acomodados en el cajón. Sí, ahora soy más olvido que ausencia, esas ganas de estar con vos; pero el amor nos falló. 
Buenos días amor, aquí otro intento de mandar por la borda mis memorias, ya sabes… Luego será.
Café para la Luna, 
Daniela Arboleda

No hay comentarios:

Publicar un comentario