Personitas leyendo mí cabeza

domingo, 18 de diciembre de 2016

Carta.

Esta no es una carta con motivo de amenaza, sino con tintes de advertencia. 
Te advierto, que cuando me veas pasar por la calle, cuando te cruces conmigo en cualquier parte, te vas a arrepentir de haberme dejado ir, porque sí, tú me dejaste marchar. 
Admito que cuando estés con alguien más, sentirás el fantasma de mi ausencia, porque como te dije, no se vive para que la presencia se note sino para que la ausencia se sienta, y dime si no logré eso en ti. 
Ahora bien, cuando alguien lleve mi perfume, tenga un destello de risa parecida a la mía, veas una película romántica, o cualquier clase de película, te invadirán los recuerdos a trompicones. 
No olvides una de las cosas más importantes: las sorpresas, los detalles, porque cuando estés con alguien más que quizás sea muy bonita, pero no tenga llena de mariposas el alma, o series enciclopédicas enteras en la mente, que no se preocupe por su salud mental o por cuidar el medio ambiente, que no sea tozuda hasta los talones o que no se desviva por vivir al límite; que no te demuestre su amor con cada movimiento, que no te sonría cuando simplemente te ve, y se siente entera a tu lado y eso la hace feliz, ipso facto aparecerá mi fantasma a un lado de ti, haciéndote ver lo que cambiaste por un encuentro con miles de piernas fugaces, que, como dice Marwan, no harán más que hacerte percatarte de que el amor, es una cara donde quedarte a vivir. 
Por otro lado está el sexo, ese que podía ser desgarrador a ratos, arrebatado, sensual, descarado; o aquel que era todo miel, lento y con caricias, con besos completos. Pero cuando practiques cualquiera de los dos, pensarás en mí abrazándote mientras me hacías el amor, y sí, te vas a preguntar por qué no estoy yo ahí; te va a saber vacío, porque será efímero, y conmigo se sentía eterno. 
Quizás en las noches despiertes queriendo ser poema, extrañando eso que quizás en su momento tanto te aburría, pero anhelando ser verso una vez más. Despertarás en la madrugada, y te darás cuenta del espacio vacío a un lado de ti, y tendrás ganas de subir corriendo, un piso más, no más, y no tener que pedirme que te deje pasar, porque yo ya te había dado un lugar en mí. Te entregué las llaves de mi condominio hace mucho tiempo. 
¿Y cuando te pregunten por mí? ¿No sentirás un vacío en el pecho? ¿Y cuando estés triste, no extrañarás mis carcajadas mudas que terminaban en lágrimas de felicidad? ¿Qué hay de esos momentos en los que quieras estar solo pero acompañado? ¿En los que necesites una amiga con aires de amor de tu vida? ¿No te sentirás culpable de haberme perdido por un encuentro pasajero que por más que te besó, no te curó este amor que tienes hacia mí? ¿Que no hizo más que cuestionarte por qué no podías decidir que me querías tuya, libre pero tuya, hermosa pero tuya? 
Yo me voy, pero te pregunto a ti: 
No me vas a extrañar, ¿verdad? 
Tampoco te vas a arrepentir, ¿no es así?

- Cinco letras de María

No hay comentarios:

Publicar un comentario