Personitas leyendo mí cabeza

martes, 23 de mayo de 2017

Ella.

Ella es una auténtica hija de puta, 
pero logra sacarte las mejores risas.

Se muerde el labio cuando dice una grosería,
y se levanta del asiento para concederte 
el mejor viaje de tu vida
hacia su alma.

¿Quién, ahora, la arreglará? Si todas las corazas están echas pedazos sobre el suelo y lo único que hace es bailar al ritmo de su tristeza.

Aunque no es una chica triste, 
más bien es una chica de puntos intermedios,
de medias tintas,
de corazones rotos,
de balazos guardados
y abrazos enterrados 
en sus costillas.

Es una auténtica hija de puta, sí,
pero te invita a bailar cada noche,
te sirve una copa desde lo más alto de su mundo
y grita que está irremediablemente perdida.

Cierra los ojos cuando ve el golpe venir
y los abre cuando el dolor ya está hecho.

¿Quién la salvará de sí misma?
¿Quién le dirá ven, te pienso quitar el frío
a besos?
¿Quién la convertirá en poesía
una noche,
tras la cual,
te ha roto algo más que el corazón?

Ama tan fuerte
que es capaz de romperte todas las ventanas
por las cuales miras el paisaje
minutos antes de mirar solamente desastre.

Es un hermoso desastre,
en el cual pueden brotar amapolas
y también mala hierba.
“Hermoso desastre“, Benjamín Griss

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