Me da tantísima rabia, me duele, duele lo que me hace, pero no puedo dejar de pensar en él, de quererle como el primer día, y se que siempre será así. No puedo evitarlo, viví para enamorarme de él. Se dice que si nací sin él, puedo morir sin él. Pero, ¿Y si en el transcurso de tu vida se convierte en lo más importante para ti? ¿Y si se lo das todo y después te quedas sin nada? ¿Por qué todo es tan complicado? No pretendo que me lo den todo en vajilla de plata, simplemente, pretendo no sufrir tanto. La vida es un juego, en el que el que o sufres o haces sufrir, yo estoy en el primer puesto, aunque no sé cual de los dos es peor. Solo sé, que no me gusta ninguno... Sé que no existe una vida perfecta, el que algo quiere, algo le cuesta... Y un largo etcétera. Pero, de verdad ¿No estáis hartos? Bueno, mejor dicho, cansados... Cansados de luchar por algo que sabemos que no pasará, por darlo todo para nada, por amar a alguien que no te ama, por caerte cientos de veces y tener que levantarte siempre; cansados de tantos golpes, de tantas cicatrices, de tantas lesiones, de todo. Las heridas que más duelen son las que no se ven. Y sabemos, que yo no soy la única que está mal herida, por eso, os pregunto, ¿De verdad no estáis cansados? ¿Agotados? ¿Mal heridos? Quizás exagere, pero muchas veces he dicho que soy débil en un mundo de fortachones. Y yo, ya estoy harta, estoy en el suelo, hundiéndome en el fango, no veo a nadie que me ayude y no tengo fuerzas para luchar hasta salir de él... Y ahora pregunto... ¿Tendré a alguien que quiera ayudarme?

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