Personitas leyendo mí cabeza

miércoles, 20 de junio de 2012

Él.


Siempre he dicho que no existen los príncipes azules. Que los cuentos de hadas existen por el simple hecho de contarles historias con finales felices a los niños pequeños antes de que se den cuenta en el asqueroso mundo en el que vivimos. Y no, no he cambiado de opinión, sigo creyendo que los príncipes azules siguen sin existir, al menos, como los cuentos hablan de ellos. Nada de más caballeros que salvan a damiselas indefensas por favor… Yo quiero, a ese chico, ese que no tiene unas notas perfectas, que no estudia todos los días, que ha suspendido más de una vez. Pero sin confundirse, tampoco quiero a ese que no le importan sus estudios, a ese que fuma, bebe, y destruye su futuro con el presente que lleva… Quiero a ese que no sea un gran chef, pero que siempre se una a comerse una pizza conmigo. No quiero a alguien que siempre me recuerde el por qué me quiere, cuánto le importo… Quiero a ese, que no sepa explicar el por qué yo, ese que simplemente me quiera, por quien soy. Ese que, sale con sus amigos, con sus amigas, que se divierta. Pero que no cambiaría nada por pasar un rato conmigo. Quiero a ese que cuando le hable cariñosamente a una chica y yo me ponga celosa, mucho (creedme cuando digo que soy celosa), me sonría y me recuerde que no me cambiaría por nadie. Quiero a alguien que no tenga un cuerpo escultural, ni ojos azules, no, no quiero un prototipo de modelo masculino. Sinceramente, me da igual cómo sea su cuerpo, no importan los ojos, importa la mirada. Ese que sepa lo loca que estoy, y me recuerde constantemente que eso es lo que más le gusta de mí. Alguien que no tiene por qué pasar las 24 horas del día a mi lado, pero que me extrañe, pero que sepa que podré contar con él. Quiero a alguien con manías, con expresiones, con peculiaridades que solo he sabido percibir en esa persona. Le quiero a él.

Pero todo esto no importa, no, porque en lugar de decírselo a la cara, lo publico en mi blog, expresando sentimientos que no sé explicar. Deseando un milagro que no pasará. Todos saben que un amor no correspondido no es agradable. Te mueres por decirle lo mucho que le amas, por decirle lo importante que es para ti, lo que te hace sentir, que no sabes explicar cómo con un simple “hola” te quedas atónita, las ganas increíbles que tienes de abrazarle, besarle, susurrarle todo lo que te has callado durante tanto tiempo, esos celos que sientes en tu interior cuando te habla de esa amiga, de esa otra, que tanto quiere, pero lo peor, es ese sentimiento que carece de una palabra aparente para expresarlo, cuando te habla de ella. Por la que él muere, por la que estaría capaz de dar el mundo entero. Esa por la que se queda atónito por un “hola”, esa a la que tiene unas ganas horribles de abrazarla, de besarla, de susurrarle, de decirle lo mucho que la ama. Y tú… bueno, tú sonríes, le animas, le dices que sus palabras son preciosas. Te acaba de destruir. Te dice que no sabe explicar todo lo que siente por ella, tú sonríes y le dices: Te comprendo, lo he sufrido. Pero la frase completa es: Te comprendo, lo he sufrido y lo sufro contigo.  Pero esas palabras solo dan vueltas por tu cabeza, jamás serán pronunciadas por tu boca. ¿Miedo? Quizás…

En fin, no es un príncipe azul, pero es el rey de mi mundo. Mi historia, mi cuento, no es bonito, será que yo no soy su princesa.

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