Personitas leyendo mí cabeza

lunes, 19 de noviembre de 2012

Adolescencia.

¿Sabes? Pocos van a ser valientes y leer esto, pero.. No es solo un dolor, son muchos dolores unidos, que forman una bola de depresión. Adolescencia, todos hablan de ella, los niños la desconocen, los adolescentes la desperdiciamos y los adultos la extrañan. Pero, ¿quién nos entiende? si ni nosotros nos entendemos. Buscamos amor, pero luego sufrimos. Nos ilusionamos, pero nos desilusionamos enseguida. Juzgamos, criticamos, pero no superamos. Seguimos modas, para sentirnos mejor. A veces todo es blanco, luego es negro. Deseamos tener un físico, en vez de un talento. Queremos todo sin tener que hacer nada. ¿Quién sabe lo que nos pasa por la cabeza? ¿Quién entiende lo que es enamorarse de un idiota? ¿Quién sufre por amor, por familia, por estudios y aun así tiene una sonrisa dibujada? ¿Quién tiene cambios en el cuerpo, quién se siente inferior, quién se siente marginado, quién sabe lo que es caerse una, y otra, y otra vez? ¿Quién tiene que soportar el mal humor de los profesores, que descargan sus problemas en las clases? ¿Quién empieza a tener responsabilidades, empezar a crear un futuro, caer en la triste realidad de que no existen los espías súper secretos de las películas, ni las princesas, que tienes que llegar mas lejos sin decepcionar a sus padres? Dime quiénes somos los que tenemos toda esa presión, la que NINGÚN adulto entiende, esos que dicen que ya pasaron por nuestra edad, pero no entienden que no es como antes. Para ellos solo nos emborrachamos, nos drogamos y somos vagos. ¿Dolor? Todos lo sentimos. Pero el peor dolor es la decepción, es la desilusión, es caer en la realidad. Es saber que si te duermes en el sofá, te levantas ahí. Si no vistes bien, das asco. Si llevas capucha, eres ladrón. Si sigues tu sueño se ríen de ti. Si andas en skate, te drogas. Si no tienes móvil no existes. Si piensas distinto, te marginan. No es fácil ser adolescente, pero es el aprendizaje más grande que vamos a tener en nuestras vidas. Son las experiencias que vamos a contarles a nuestros hijos y nietos. Son las cosas que marcan y quedan para siempre, y solo se viven una vez. Una caída es una lección, y de eso se trata la adolescencia, de caerse y reírse, porque te puedes levantar y sabes que no será la primera ni la última caída. Es ahora o nunca.

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