Nadie conoce a la verdadera yo. Nadie sabe cuántas veces me he encerrado en mi habitación a llorar, cuántas veces he perdido la esperanza, cuántas veces me han decepcionado. Nadie sabe cuántas veces he aguantado las lágrimas, cuántas veces siento que estoy a punto de explotar, cuántas veces he querido escapar. Nadie me conoce, y eso es lo que más odio.
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