Tal vez, quizás, a lo mejor...
¿Por qué como? Si no tengo hambre. ¿Por qué sonrío? Si no soy
feliz. ¿Por qué hablo? Si no digo nada. ¿Por qué sueño? Si no se cumple. ¿Por
qué me pregunto tantas cosas? Si no tengo respuesta. ¿Por qué lo estropeo todo?
Si siempre he querido que salgan las cosas bien. ¿Por qué callo? Si tengo
millones de cosas que decir. ¿Por qué lloro? Si no vale de nada. ¿Por qué me
enamoré? Si no le podré tener. ¿Por qué? Preguntas sin respuesta, ¿O es qué la
respuesta es otra pregunta? Como por ejemplo: ¿Y por qué no? Se dice que todo
pasa por una razón, quizás sea porque ciertas cosas malas tengan que pasar,
para que así, valores más las cosas buenas que te pasen, por pocas que sean… ¿Pues
sabéis qué? No, no me da la gana. ¿Por qué cada mil derrotas hay una victoria?
¿Por qué hay victorias y derrotas en una guerra interminable? ¿Por qué todos
tenemos que sufrir tanto? Estoy cansada, y sé que vosotros también. Quizás
penséis que no aguanto nada, o cualquier cosa. Pero no me importa. Al igual que
yo no conozco vuestra historia, vosotros no conocéis la mía. Yo no juzgo, y si
vosotros sí, no es cosa mía, pero, quizás sí, sea una rajada, una debilucha,
una tonta quizás… Pero me hundo en el fango y cuanto más lucho, más hundida
estoy. Lágrimas en mi rostro, el móvil en mis manos, con la esperanza, de un
mensaje de ánimos, de cariño; la luz apagada, para que no se vea mi dolor,
estirada en la cama, mirando hacia un oscuro techo, me hundo en el fango de mi
cabeza y no lucharé por salir de él. Me dejaré llevar, quizás en el fondo del
pantano, me sienta mejor que aquí arriba, quizás, al no poder hundirme más, mis
cicatrices ya no duelan, quizás, quizás…
No hay comentarios:
Publicar un comentario