"…y después de mucho tiempo, sentí
ternura; me estremeció las entrañas verla dormir…tan dulce, tan delicada. Ya no
había rastros de aquel libido que aruñó mi espalda, que mordió mis labios. De
hecho, parecía casi imposible creer que aquella mujer que descansaba sobre mi
pecho poseyera deseo sexual alguno (…) Quise acariciar sus rojos cabellos, pero
tenía miedo de acabar con aquel encanto, deseé como nunca que el momento fuera
eterno, contemplarla era, para mi, todo un placer."
~Malaci (Frida del alma mía)
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