Personitas leyendo mí cabeza

lunes, 8 de octubre de 2012

En fin

¿De verdad todo fue una mentira? ¿De verdad esto no fue más que una simple farsa? ¿Tus “te amo” no eran más que un simple engaño? ¿Una más? ¿Eso era todo lo que yo fui? ¿Un juego? ¿Una puta distracción? ¿Alguna vez quisiste luchar por mí? Sinceramente, ¿Lo intentaste? ¿O solamente te limitaste a hacer tu vida a miles de kilómetros y te olvidaste de la que me prometiste pasar juntos? “Solo quiero hacerte feliz, pero me he dado cuenta de que YO no puedo al vivir tan lejos” ¿Recuerdas? ¿No? ¡Pues yo sí! Claro que me acuerdo, y también me acuerdo de mí respuesta; “No me importa la distancia, yo te quiero”. Pero, ¿Y tú qué? A ti si te importaba. No fuiste capaz de luchar, ni sabiendo que yo te esperaría por encima de todo. Pero si sabes lo que hiciste, ¿verdad? Sí, fuiste feliz con ella, ignorando el daño que me hacías, total, soy una gilipollas, una gilipollas que escondía el daño que le hacías, una gilipollas, que te quería. ¿Pero acaso importa? No, no importa. Solo importaban los 1693 kilómetros que nos separaban. Eso era lo único que te importaba ¿verdad? Y las fechas especiales, sí, esas en las que tu estabas con ella, besándola, queriéndola, y no quiero saber qué más. Mientras, ¿Sabes lo que hacía yo? ¿No? Pues me pasaba todo el día pegada a la pantalla de un ordenador con la esperanza de que me apareciera una notificación avisándome de que habías iniciado sesión, para así, poder sonreír al hablar contigo horas y horas… Pero no, ¿Por qué te ibas a molestar en conectarte cuando podías estar de fiesta? ¿Por mí? ¡Qué chiste! Pero ahí seguía yo, queriéndote, olvidándome de todo lo demás por ti. Eso era lo único que importaba. Tú eras lo único que me importaba. ¡Distancia! ¡Fechas! ¡Las odio! Joder, solo son números, ¿Tanto mal me causaban? Sí, mucho. Nunca te pedí nada. Pero te quise pedir que lucharas por mí. Nunca supiste el daño que me causabas. Pero quise que tú solo te dieras cuenta. Y hoy, al no verle, he pensado que todo había acabado, todo. Pero no quiero que acabe. ¿No volver a hablarle? ¿No saber de él? ¿Quién me hará sonreír con un “hola”? ¿Quién me hará llorar con un “te amo”? ¿Quién insultará a la pantalla de su ordenador por no poder traspasarla para abrazarme? ¿Quién?... Si solo quiero que sea él.  Y es que yo, me enamoro de lo que duele. De lo imposible. De la distancia. De él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario