Personitas leyendo mí cabeza

lunes, 8 de abril de 2013

Una historia preciosa.

Cuéntame la historia de cómo el Sol amaba tanto a la Luna, que moría cada noche para dejarla respirar.

2 comentarios:

  1. El Sol,
    gran Dios,
    que muere cada noche,
    por dejar respirar a su amada.
    La Luna,
    cual amante enamorada,
    suspira su anhelo,
    de toparse alguna vez con su predilecto.
    Porque sus paraísos,
    inmensos milagros opuestos,
    jamás se cruzarán,
    más que en la certeza,
    de compartir el mismo cielo.
    O quizá,
    en el intenso deseo,
    de que acontezca lo incontenible,
    aquel sagrado Eclipse,
    en el que uno serán,
    ante los ojos de lo inconcebible.

    Sasha Bartel

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