Me encantaría saber qué se siente no odiar la vida de ocho a dos, de lunes a viernes, del primero hasta el último minuto. No tener que pararte de la cama con ganas de chillar, ni salir de la casa con el aguijón tenso porque ya viene la hora de pelear contra todos y contar los minutos que aún faltan para irse a la chingada de esa jaula asquerosa.
– La edad de la punzada
- Xavier Velasco
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