Personitas leyendo mí cabeza

domingo, 31 de mayo de 2015

Miedo.

Era el miedo más apetecible, el que más daño me hacía, el que más me asustaba, por el que más arriesgaba. El temor a no tenerlo, el temor a que se marchara, me hacía delirar por la noche, me hacía contarle mis penas a mi almohada, me hacía sentir una opresión en el pecho, que yo siempre ignoraba. No se puede vivir con miedo, y yo lo intentaba… pero al final se marchó, y ya no tengo miedo, y tampoco el corazón.

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