Miro tu boca como un abismo al que no tengo que tirarme, si no subirlo escalando. Siento decirte que he dejado a un lado mis tendencias suicidas, que ahora sólo quiero vivirte, vivirnos, vivir contigo una y mil veces, una y mil vidas.
Subo hacia tu boca, de puntillas, alzando los brazos para rodearte la nuca, y te atraigo, y te apreso, y te lamo el cuello, y espero a que bajes la cabeza para darme un beso.
Y qué bonito tu precipicio, y qué vértigo.
Acercas tu boca a la mía, anticipando mi llegada a la cima, y tu lengua me sabe a un agosto que no termina, a noche de fin de año con sábanas blancas y barra libre de poesía.
Tu saliva lo cambia todo. Y para bien. Y tú me has cambiado la vida. Para mejor.
Porque contigo ya no tengo miedo a caer,
porque contigo solo puedo llegar más y más alto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario