Personitas leyendo mí cabeza

viernes, 14 de abril de 2017

Cinco minutos más.

No te imaginas a la tristeza en la que me sumerjo todos las noches, la soledad que me acurruca diariamente ni a los pensamientos suicidas que me asechan. No te imaginas.
Suelo despertar deseando quedarme cinco minutos más en cama y no porque sea floja precisamente, es porque le tengo miedo al día que me toca.
Ir a la universidad, ver a la misma gente que se cree mejor que tú, en muchos sentidos, que te hagan sentir pequeña por ser tímida y no poder demostrar lo mucho que sabes; tener que sonreír, reírte de sus chistes y mostrarte feliz para que no pregunten que tienes, y luego solo me queda seguir durmiendo en clases y comer. Como odio comer, pero lo hago sin darme cuenta, será la angustia, la soledad, mi nerviosismo, no lo sé pero como mucho y no comida sana.
Esperar con ansias que termine las clases. leer en el carro, audífonos puesto con música a alto volumen y no escuchar el mundo. Pero eso también me hace daño, porque pienso y mis pensamientos me destruyen. Muchas veces he llorado en el bus mientras veo a la gente pasar por la ventana y la abro para que el aire seque esta tristeza pero aún así, sigue lloviendo dentro mío.
Camino lento y despistada, que si un día aparezco en las noticias muerta por un accidente automovilístico, no tengan dudas, la impertinente fui yo. Suelo sumergirme tanto en mis pensamientos que termino absorta de todo mi infierno.
Llegar a casa y no siempre recibir una sonrisa, a veces solo me ignoran, otras me gritan por llegar tarde pero casi siempre siento que no quisieran que este ahí. Subir a mi cuarto, quitarme toda la mierda de preocupaciones, la ropa, la estúpida sonrisa que llevo y tirarme a la cama. 
Dejar que me abrace un rato, que me de esperanzas a soñar, intentar, así sea por un pequeño instante, dejar de pensar en huir, aunque sea difícil.
Es un momento en el que no sé que siento, solo estoy ahí en mi cama, tranquila viendo como el sol entra por mis persianas y el polvo suspendido en el aire, que de ser cierto que son partículas de piel muerta, espero que sea de la mía y mis cicatrices.
Sentir como el aire entra a mi cuarto, realmente es fresco y relajante. A veces me pasa que le pongo soundtrack y con ello a una persona, y entonces quema. 
El momento quema y comienzo a sentir esas ganas de huir.
No exactamente del recuerdo sino muchas veces, en busca de ello.
De todas las veces que he intentado huir, una, fue para buscarlo.
Así pasa mi día. Llega la noche y por cosas del universo, la luna siempre esta en mi ventana cuando le toca brillar, y es otro instante que adoro y sí, a veces la luna se disfruta mejor estando solo.
Y en su presencia suelo dormir y soñar que alguien me viene a rescatar de tanta porquería diaria y me va amar.
Pero al final, a la mañana siguiente hay que volverse a despertar y de nuevo 
… Querer quedarse cinco minutos más.
Brenda Ramírez. 
Mi alma tiene grietas.

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