Personitas leyendo mí cabeza

miércoles, 2 de agosto de 2017

Chica triste

Se suele tender en su cama,
se pone sus auriculares con el volumen a tope,
y recuerda que alguna vez fue cielo,
y ahora el techo es su límite,
que, alguna vez fue una sonrisa eterna,
y ahora es una persona efímera, 
que alguna vez la amaron, 
pero ella no amó, 
y pensó que eso “del amor” es una locura,
y que ahora es ella, 
quien ama sola,
mientras piensa que está jodidamente loca.
Ya está cansada de escuchar los para siempre pasajeros,
ya está cansada de que la acusen de amapola,
ya está cansada de recibir desaires cuando lo único que necesita es un suspiro,
ya está cansada de huir de lo que siempre la alcanza,
ya está cansada, y quiere a alguien que este para ella,
aun sabiendo desde el principio el caos de chica que es,
aun sabiendo que antes de ella no amaba con el corazón,
y qué, después de ella, quedaste sin corazón.

Nadie se detiene a leerla,
quizá, porque su poesía es complicada.
Nadie tiene la valentía de abrazarla fuertemente,
porque se le pueden incrustar partes de ella en el pecho.
Nadie mira a sus abismos,
porque le da vértigo con tal solo asomarse.
Nadie se detiene a escucharla,
porque es una melodía triste,
Nadie se atreve a bailar con ella bajo la lluvia,
porque prefieren días soleados.

Siempre se suele decir que volvemos al lugar donde fuimos felices,
y ella intenta volver a los brazos de alguien,
pero cuando está en mitad del camino,
se da cuenta de qué su felicidad ya es feliz abrazando a otra persona,
y no queda más que aceptarlo,
mientras que se devuelve con una sonrisa en la cara,
porque tiene que respetar el trato de sol que tiene ella y la luna:
cada vez que ella sonría,
en algún lugar del mundo amanece.
Y finge estar bien y que todo está en orden,
aunque sus ojitos achinados demanden tristeza.
“Chica triste”, Steveen.

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