¿Habéis echado en
falta mis filosofadas sentimentales? Es que, últimamente no tengo ánimos ni
para escribir, si total, todo lo que escribo siempre termina igual: él y ella…
y yo en un mundo paralelo. ¿Para qué escribir más? ¿Para qué decir cómo me siento? ¿Para qué desahogarme? ¿Para qué
aislarme del mundo? ¿Para qué reír? ¿Para qué llorar? ¿Para qué pensar? ¿Para
qué soñar? ¿Para qué ilusionarme? ¿Para qué enamorarme? ¿Para qué… quererle? Si
no importa, nada importa. Vivimos en un mundo injusto, con una vida que nunca
es fácil, llena de desilusiones, dolor, amargura, y sí, puede que algunas
veces, felicidad y risas… Pero qué más da, todos acabaremos en el cementerio o
en un montón de cenizas. Sí, hoy soy yo contra el mundo, pero no me han dejado
elección. ¿Cómo explicar lo que siento? ¿Es que acaso no hay palabras
suficientes? ¿No se han creado las que lo describan? ¿O que no las encuentro?
¿Qué es? No lo sé… ¿Por qué me hago tantas preguntas a mí misma? Unas veces no
tengo respuesta a mis preguntas, otras… no quiero saber la respuesta; pero eso
no es un impedimento para mí, me pregunto a mi misma, pregunto, quiero saber la
verdad, en realidad ¿Quiero? Sí, ni yo misma me entiendo, es todo tan
complicado. Es como tener un fin de semana planeado en el campo, y tú
ansiosamente esperarlo. Pero que cuando llegue el día llueva y te des cuenta de
que no irás, pero aun así preguntas: “¿Vamos a ir al campo este fin de semana?”
con la esperanza de que te respondan con un: “sí”. Quizás es eso, quizás es
porque me apetece que cuando pregunte: ¿Todo va a salir bien? La respuesta sea
un: sí. Cuando pregunte: ¿Me quiere? Me respondan con un: Sí. Quiero preguntar
y que la respuesta no sea desagradable. Pero eso no va a poder ser. Os dejo,
podría seguir escribiendo, pero tengo preguntas que responderle a mi cabeza.

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