Aquí puedo ser yo misma. Puedo decir la
verdad y nunca tener que decir “estoy bien”. Puedo hablarlo libremente. Hablar
sobre como a veces en la mañana, despierto contenta pero puedo seguir
escuchándolo clavando silenciosamente detrás de mi corazón. Sé que está ahí,
esperando por algo, cualquier cosa. Se extiende desde mi corazón hasta mis
pulmones, se arrastra hasta mi cabeza y luego me voy, indefensa, sin nadie
quien me ayude. La gente no lo entiende, no es una reacción, es perder una
batalla en una oscura y larga guerra. Yo sé, que últimamente no ganaré esta
guerra, estoy tan cansada. Pero sé que lo lograré algún día, y ese día todos
sabrán que soy más fuerte de lo que habían pensado.
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