Y se
encontró con una niña, con ojos fríos y duros y ninguna expresión en su rostro
tratando de ocultar el dolor que siente. Una lágrima cae de sus ojos y se da
cuenta de que esta niña, quién está mirándola es, de hecho, ella misma, su
reflejo. Secándose las lágrimas se acerca al espejo, se ve a sí misma a los
ojos y susurra “¿en qué me he convertido?”
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