Besos en la
espalda, besos en el cuello, besos que marean y confunden, una lengua que
recorre el cuerpo. Las manos la siguen. La espalda se arquea, la mirada se
nubla, los cuerpos se confunden, se fusionan, se mezclan. Los besos son
mordiscos, lamidas, son besos que emborrachan. Las pupilas se dilatan y los
suspiros ya no se controlan. La ropa vuela, las piernas se enganchan, un chiste
la hace soltar una carcajada antes de entrar en un éxtasis profundo.
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