Ven, acompáñame esta tarde, tomemos nuestras manos y bebamos un café -dos, tres…-. Esperemos a que llegue la noche y curemos, beso a beso, las heridas que el pasado nos dejó; sanemos con caricias lo que la calle nos marcó, borremos los recuerdos. Seamos sólo tú y yo.
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