Personitas leyendo mí cabeza

viernes, 9 de marzo de 2018

Nos queremos.

Si me das a elegir entre todas las formas posibles de pasar la tarde, el fin de semana, el año, la vida, me quedo solo con las que lleven tu nombre en el centro de los planes. Con las que incluyan leer en braille por encima de tu piel todos tus miedos, tus secretos, tus fantasmas. Con las que me lleven a estar un poco más dentro de ti, cerca, contigo. Con las que tengan por banda sonora todos los agudos de tu risa y los graves de tus susurros, de cuando murmuras esas cosas que no te atreves a decirme, las que hacen que se te caiga la coraza y se rompa en migas como si estuviera hecha de cristal. Con tu mirada cruzando con la mía de repente, con tu sonrisa deslumbrándome una vez más, con el peso de tu cuerpo descansando sobre el mío en medio de un abrazo y el aire de tus suspiros escapándose en forma de nube cuando te enfadas conmigo.
Porque querer, también es eso.
También es discutir, alejarnos, huir, morirnos de rabia y de miedo. También es pelear y echar de menos. Es sentir que, si se acaba de verdad, perdemos los dos. Y es arrepentirse y saberlo. Y volver. Sobre todo, querer es volver. Volver a intentarlo, volver a confiar, volver a empezar de cero. Es desaparecer un tiempo y notar que te falta el aire si ese tiempo se hace eterno. Y es creer que esta locura nuestra no tiene freno, que va a acabar por desgastarnos hasta rompernos, pero encontrar siempre una razón para quedarnos, para salvarnos, para entendernos. Eso es querer. Eso es por lo que sé que nos queremos.

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