Personitas leyendo mí cabeza

viernes, 9 de marzo de 2018

Te vi marcharte.

Te vi marcharte y me callé, porque quería que te quedaras por ti, porque no me servía de nada que te dieras la vuelta porque yo te lo pedía. Esa era la diferencia entre yo y el resto, que yo siempre te dejé ser tú, que quería que me quisieras por ser yo. Te vi marcharte y no pude decirte ni una sola palabra. Sólo quería desaparecer. Quería quedarme en ese segundo anterior a todo, aquel segundo en el que aún dudabas, en el que aún creías que merecía la pena esperarme, creer en mí, creer en ti conmigo. 
Quería vivir para siempre en un pasado perfecto, real o imaginario, pero lejos de este futuro que se presenta sin ti y me dice que, pase lo que pase, no tengo que tener miedo. Y claro que tengo, joder. Me muero de miedo. Porque si tú, que tanto me prometiste que te quedarías, también me dejaste sola, ¿quién me va a cuidar cuando vuelva a perder las ganas de luchar? ¿Cómo, cuándo, voy a volver a resucitarme?
Al menos me queda saber que si tú, que ya pensabas irte cuando me jurabas que ibas a estar siempre, pudiste sacar lo mejor de mí, algún día llegará alguien que me verá brillar como tú lo hacías y sólo yo en este puto mundo lo veía. 
-Cómo conquistar a un gato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario