"Quizá ella aún llora, pero aún no hay nadie que le vea"

“Ella lloró temprano por la mañana, mientras veía los autos pasar y las calles colmarse de gente que incrédulamente miraban las lágrimas en su rostro, ella lloró a bordo del bus, y en la plaza, lloró cuando miro al cielo y cuando se dio cuenta de sus pasos, lloró tanto que hasta las pequeñas aves que volaban sintieron su angustia, mas ningún humano de las cercanías lo notó, lloró con el sol y con la sombra de testigos, junto al cerezo de una tienda de reliquias, en donde vio el cuadro de Monet que alguna vez le dedicaron, lloró tanto, que hasta el mismo universo sintió angustia y varias estrellas colapsaron por la pena… Ella lloró durante un día, durante toda una noche, durante años, sus lágrimas fueron como el tejido de la Penélope de Homero, iban, desaparecían y luego regresaban como nada… Y la única persona podía haber evitado sus lágrimas, que podía haberle sostenido, no quiso hacerlo… Quizá ella aún llora, pero aún no hay nadie que la vea lo suficientemente bien como para notar que dentro de aquella sonrisa y de sus ojos estrellados, se encuentran todas las lágrimas que ha derramado en silencio…” 

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